La humedad en las ventanas del hogar puede llegar a ser un problema grave, puesto que puede derivar en el deterioro de las paredes y la aparición de moho. Estas se producen bien por la filtración de agua desde el exterior o bien por la condensación del aire; en cualquier caso, por lo general, es en los cerramientos o a su alrededor donde se suelen producir.
La colocación de las ventanas crea necesariamente un lugar de conexión entre el interior y el exterior del hogar, lo que las convierte en un punto especialmente sensible a la humedad. Resulta fundamental que la instalación se realice de manera adecuada para eliminar los huecos que pueda haber entre los marcos y la pared y para evitar la aparición de grietas debidas a una colocación deficiente.
Además de ser imprescindible contar con la experiencia de un profesional para asegurarnos de que la instalación es adecuada, otro elemento importante con el que las ventanas pueden combatir la humedad es contar con un material resistente y altamente aislante.
La condensación que transforma el aire en gotas de agua se produce cuando el aire caliente entra en contacto con una superficie fría; un ejemplo muy claro es el del vapor del agua de la ducha al entrar en contacto con la superficie del espejo o los azulejos. El mismo efecto se produce si la temperatura fría o la humedad del exterior entra en contacto con la temperatura del interior del hogar, que suele ser más cálida. Y esto se suele producir a través de los marcos y, sobre todo, el vidrio de la ventana.
Si no se utilizan materiales resistentes o sistemas que aíslen la temperatura exterior de la del interior, se pueden producir condensaciones de aire que generen humedad en las ventanas. Por eso, especialmente en los climas frío y húmedos, es aconsejable contar con ventanas de altas prestaciones en aislamiento térmico que eviten que la temperatura exterior influya en la del interior y que utilicen materiales resistentes. Esto, además de prevenir de la humedad en las ventanas, supondrá también un importante ahorro energético porque evitará fugas y resultará más sencilla la climatización natural del hogar.
Las mejores ventanas para evitar humedades
Cuando hablamos de materiales resistentes a la humedad, no solo nos referimos a que sean buenos aislantes térmicos. Por ejemplo, la madera tiene una baja transmitancia térmica, por lo que, por el propio material, es difícil que se produzcan condensaciones de aire sobre perfiles de madera; sin embargo, al ser poroso, por su naturaleza será más fácil que se produzcan filtraciones y, sobre todo, es un material que requiere mantenimiento para conservar sus prestaciones, especialmente si está en contacto frecuente con el agua.
Con el aluminio ocurre lo contrario, por su naturaleza, es un material muy resistente, sin embargo, también es un alto transmisor térmico. Se calienta o enfría con rapidez y, por lo tanto, sin un aislamiento adecuado, es fácil que se condense el aire sobre estos perfiles y se produzca humedad alrededor de la ventana.
Tanto en el caso de la madera como en el del aluminio, existen soluciones para ofrecer ventanas fabricadas con estos materiales que den buenos resultados en climas húmedos y fríos. La madera puede tratarse para hacerla más resistente a las inclemencias meteorológicas, y hoy en día las ventanas de aluminio ofrecen garantías y emplean sistemas que ayudan a aumentar notablemente su aislamiento térmico.
Una apuesta segura para proteger nuestras ventanas de la humedad es el PVC. Es un material resistente, que precisa poco mantenimiento y que tiene una transmitancia térmica muy baja, así que de por sí es un buen aislante térmico.
Aun así, aunque se utilice un material resistente a la humedad en la perfilería de las ventanas, es conveniente reforzar el aislamiento con un puente de rotura térmica -una cámara de aire o con algún gas que se crea entre los perfiles exterior e interior de la ventana. De este modo, se “corta” la transmisión térmica de un lado a otro y se evitan esos choques de temperatura que acaban generando humedades.
Los cerramientos en general son un punto débil en el aislamiento del hogar, pero sobre todo lo es la parte más amplia de la ventana: el vidrio. La mayor parte de las pérdidas y ganancias térmicas se producen a través del vidrio, una superficie con una alta transmitancia.
La solución para que el vidrio no suponga un problema que genere humedad en las ventanas pasa por utilizar más de uno. Las ventanas con doble o triple vidrio, además de un alto aislamiento acústico, ofrecen un altísimo aislamiento térmico. Los huecos entre los paneles de vidrio funcionan como un puente de rotura térmica, evitan que la temperatura del exterior se transmita al interior y al revés.
Un material resistente, que no se deforme para evitar grietas y filtraciones, y un buen aislamiento térmico nos garantizarán unas ventanas libres de humedad. Pero, sobre todo, como apuntábamos al principio, resulta clave la correcta instalación de las ventanas. Por muy altas que sean sus prestaciones, si su colocación es deficiente, el cierre no será total y esas calidades perderán efecto.