Ventilar la casa de manera correcta es fundamental tanto para la conservación de las estancias como para la salud de las personas que las habitan.
Hay un ejemplo que se suele dar para explicar por qué ventilar la casa es tan importante para nuestro bienestar y que resulta muy gráfico: del mismo modo que no nos bañamos siempre con la misma agua, tampoco tiene sentido que estemos respirando siempre el mismo aire.
¿Por qué es bueno ventilar la casa?
Conseguir renovar el aire del interior con aire fresco del exterior, especialmente con ventilación natural, supone un gran número de ventajas para el hogar:
- Evita la condensación que puede causar humedades en las paredes.
- Se puede utilizar como termostato natural para regular la temperatura. La ventilación es una forma de eficiencia energética en el hogar, con el consiguiente ahorro que eso supone.
- Elimina los malos olores, creando un ambiente mucho más agradable.
- Reduce la concentración de CO₂ en el aire.
Además de ser necesaria para mantener nuestro hogar en buen estado, la ventilación de la casa también permitirá que respiremos aire más limpio, lo cual es vital para nuestro bienestar físico y psicológico.
Una mala ventilación de los espacios puede provocar en las personas desde migrañas u otros tipos de dolores de cabeza hasta infecciones de garganta o respiratorias, además de influir negativamente en nuestro estado de ánimo. Varios estudios han demostrado que en los espacios de trabajo que no están bien ventilados se producen más bajas laborales que en los que sí lo están.
Si bien ventilar la casa siempre ha sido algo necesario, en estos momentos en los que debemos impedir la propagación de un virus como es el COVID-19, lo es todavía más.
La ventilación del hogar como herramienta para evitar contagios de COVID
Son varios los miembros de la comunidad científica, como la revista Science, los que demandan que se incluya la ventilación de espacios como una herramienta más para evitar los contagios por COVID, junto con el uso de las mascarillas y la distancia social.
Según las conclusiones de los científicos, los virus que se encuentran en las gotículas pueden permanecer horas “flotando” en el aire en sitios cerrados que no se ventilan. Si hacemos circular el aire e insistimos en la ventilación de espacios, el tiempo durante el que estaremos expuestos al contagio será mínimo.
¿Cómo podemos ventilar nuestro hogar de manera correcta?
De manera general, podemos hablar de tres tipos de ventilación: natural, mecánica y mixta, que utiliza las dos anteriores. En cualquier caso, a lo que nos referimos cuando hablamos de ventilar el hogar no es solo a la circulación del aire, sino también a su renovación. Por ello, tendremos que asegurarnos de crear corrientes, aunque sean mínimas, para obtener un circuito por el que el aire fluya y que tenga una entrada y una salida.
La manera más tradicional y común de crear este circuito es la ventilación natural, que utiliza los elementos naturales (el aire del exterior y la fuerza del viento) para renovar el aire de una estancia. En el caso de la ventilación mecánica, ese circuito de circulación se crea de manera artificial, a través de aparatos que absorben, mueven, a veces filtran, y expulsan el aire; de este modo se soluciona el problema de cómo ventilar una habitación sin ventanas. También es posible combinar la ventilación natural, que se realiza a través de puertas y sobre todo ventanas, con aparatos que ayuden a filtrar y/o mover el aire.
Alemania, pese a tener un clima frío, es un país en el que la ventilación del hogar está muy arraigada entre las prácticas habituales de su población, e incluso cuentan con términos específicos para hablar de distintas maneras de ventilar la casa. Aprovechamos dos de esos términos para explicar dos formas de ventilación: stosslüften o ventilación de choque y querlüften o ventilación cruzada.
La ventilación de choque consiste en abrir las ventanas todo lo que se pueda durante al menos 5 minutos. Al contrario de lo que se puede pensar, una buena ventilación en el hogar no equivale a tener las ventanas y/o puertas abiertas todo el tiempo, sino que es suficiente con renovar el aire de manera regular. Dependerá del tamaño del espacio y de cuántas personas lo habiten, pero, normalmente, con ventilar bien durante unos minutos será suficiente. Esta ventilación de choque viene bien para los días en los que el clima no acompaña, puesto que se trata de permitir la entrada de mucho aire en poco tiempo para luego volver a cerrar y aislar la habitación del exterior. Se aconseja hacerlo durante las primeras horas de sol y las horas centrales del día para aprovechar así también el máximo de luz natural, y ventilar un par de veces diarias.
Por su parte, la ventilación cruzada es aquella en la que se crea una corriente constante de aire, más aconsejable para climas o días más cálidos. Se trata de aprovechar dos puntos que den al exterior para crear una corriente de aire entre ellos. Si tenemos una habitación con una ventana al exterior y no podemos conectarla con otra para que se cree corriente, puede que sea mejor cerrar la puerta de esa estancia y dejar la ventana abierta para que la entrada y salida de aire se vaya regulando dentro de la propia habitación.
Tipos de apertura de ventanas
La cuestión es que, siempre que se pueda, ventilemos el hogar al menos un par de veces al día, todos los días. Incluso si hace mal tiempo, los beneficios de ventilar la casa compensarán sobradamente el frío o calor que nos pueda entrar. Apenas necesitamos unos minutos y, si tenemos unas ventanas con un buen aislamiento térmico, el descenso de temperatura será imperceptible.
Hoy en día existen muchos modelos de ventana para diversos espacios, y las soluciones para ofrecer una ventilación natural son variadas. Las ventanas se adaptan a diferentes tamaños, materiales y formas. El tipo de apertura (corredera, osciloparalela, batiente/abatible) y oscilobatiente) nos permitirá tener más control sobre cuánto queremos abrir y cómo de caudalosa queremos que sea la corriente de aire que queremos crear.
Incluso tenemos la posibilidad de aprovechar algunas aperturas de ventanas que nos permitirán dejar entrar (y salir) algo de aire sin que nos entre agua o demasiada humedad del exterior y se pueda ventilar así incluso en una estancia esté cerrada durante mucho tiempo.